Mariella Sánchez Pingo
Estudiante de Psicología, UNMSM.
Estudiante de Psicología, UNMSM.
Un año más de experiencias, éxitos y fracasos pero sobre todo de aprendizajes en este largo y a veces corto camino llamado vida. Sin duda alguna, este año 2013 ha significado aprender, cultivar amistades, conocer gente, amar y ser amados. En fin, todo lo que implica vivir, lo que es existir y construir nuestra historia.
Siguiendo el camino de nuestra existencia llega en breves horas, el 2014. El que esperamos con muchas ansias, teniendo presente la renovación y el crecimiento. Quizás, todos los años esperamos lo mismo, ya que somos seres determinados por nuestro propio optimismo, fe y esperanza en Dios, en los demás y en nosotros mismos. Buscando mejorar, ser felices y hacer felices a los demás, dejando atrás rencores, comenzando otro año con nuevas vibras y ganas de hacer las cosas y hacerlas bien. Junto a nuestros seres queridos y confiando en nuestras capacidades.
En este año 2014, les deseo un año lleno de dicha, amor y prosperidad. Que surjan las oportunidades y éxitos que tanto anhelamos; que sean de provecho y utilidad para todos, que dejar un año atrás implique más que pasar la página o echar a la basura un viejo calendario, sino que sea un renacer con más fuerzas y ánimos en donde nuestra actitud se impondrá a nuestras circunstancias.
A las puertas del año nuevo, deseo compartir el hermoso poema “Es tiempo de soltar amarras” escrita por la psicóloga Gabriela Rubio Badillo.
¡Les deseo de todo corazón un Feliz año 2014!
Es tiempo de relajarme.
Dios no me está juzgando.
Así que, ¿por qué habría yo de hacerlo?
Es hora de levar anclas... De liberar cosas, de soltar gente.
Nadie tiene porque ser como yo quiera. Así están perfectos.
Así ha funcionado hasta este momento su vida.
¿Qué mejor prueba podría pedir para convencerme?
Me dedico a atender lo mío, a refundarme.
Viene bien tirar lo que ya no sirve, perdonar.
Entre ser feliz y tener razón, elijo lo primero.
Tener la razón es el peor de los desgastes,
pues te quita el sueño intentando corregir al universo.
Es hora de soltar amarras, de confiar más en el Universo
y menos en la apariencia de este mundo convulso.
Me dejo ir. La vida me conduce.
En este año que comienza, quiero un corazón joven,
que brinque de gusto con los cantos que anuncian el día.
Como cuando éramos niños. ¿Te acuerdas?
Un alma que sea capaz de asombrarse
con el amarillo de los girasoles,
de ver en el cielo un milagro pintado de azul
y no sólo un día más, llano y simple.
Es tiempo de soltar amarras y maravillarme.
He estado demasiado ocupado para ver las estrellas.
Elijo mirar la sonrisa del sol.
Elijo abrazar al aire.
Me ama lo suficiente para mantenerme con vida.
¿Qué mejor prueba de amor?
Afortunadamente, se me dio la facultad de elegir.
Elijo controlar a mis propios demonios.
Es más… he decidido darles vacaciones.
Es tiempo de soltar amarras, de levar anclas,
de dejarme en paz.
De tanto pelear conmigo mismo, se me estaba olvidando
a que sabe la sonrisa.
Qué estupendo es cuando no controlas a nadie,
cuando no pides cuentas,
cuando tiras a la basura los rencores.
En este año que comienza, no quiero una bitácora en blanco,
Es tiempo de soltar amarras...
Aquí dejo todo
lo que me hace daño.
Es tiempo de ser más fluido con la gente, conmigo mismo
Es momento de dejar ir, de permitir que el viento me despeine
y me sacuda; que se lleve el resentimiento, que mi alma perdone deudas y deudores.
Es tiempo de que me perdone a mí mismo; ya me regañé bastante.
Fueron muchas las piedras que puse en mi camino;
los puentes dinamitados…
Para autocastigo ya estuvo bien;
elijo el camino de la aceptación;
es más barato.
Acepto y entiendo que merezco empezar de cero;
con alma transparente, y espíritu tranquilo.
En este año que viene, lo que ha de ser, será.
Entiendo que por más que me angustie,
no agregaré un centímetro a mi estatura;
Es tiempo de ser más fluido con la gente, conmigo mismo
Es momento de dejar ir, de permitir que el viento me despeine
y me sacuda; que se lleve el resentimiento, que mi alma perdone deudas y deudores.
Es tiempo de que me perdone a mí mismo; ya me regañé bastante.
Fueron muchas las piedras que puse en mi camino;
los puentes dinamitados…
Para autocastigo ya estuvo bien;
elijo el camino de la aceptación;
es más barato.
Acepto y entiendo que merezco empezar de cero;
con alma transparente, y espíritu tranquilo.
En este año que viene, lo que ha de ser, será.
Entiendo que por más que me angustie,
no agregaré un centímetro a mi estatura;
Jesús tenía
razón.
Es tiempo de relajarme.
Dios no me está juzgando.
Así que, ¿por qué habría yo de hacerlo?
Es hora de levar anclas... De liberar cosas, de soltar gente.
Nadie tiene porque ser como yo quiera. Así están perfectos.
Así ha funcionado hasta este momento su vida.
¿Qué mejor prueba podría pedir para convencerme?
Me dedico a atender lo mío, a refundarme.
Viene bien tirar lo que ya no sirve, perdonar.
Entre ser feliz y tener razón, elijo lo primero.
Tener la razón es el peor de los desgastes,
pues te quita el sueño intentando corregir al universo.
Es hora de soltar amarras, de confiar más en el Universo
y menos en la apariencia de este mundo convulso.
Me dejo ir. La vida me conduce.
En este año que comienza, quiero un corazón joven,
que brinque de gusto con los cantos que anuncian el día.
Como cuando éramos niños. ¿Te acuerdas?
Un alma que sea capaz de asombrarse
con el amarillo de los girasoles,
de ver en el cielo un milagro pintado de azul
y no sólo un día más, llano y simple.
Es tiempo de soltar amarras y maravillarme.
He estado demasiado ocupado para ver las estrellas.
Elijo mirar la sonrisa del sol.
Elijo abrazar al aire.
Me ama lo suficiente para mantenerme con vida.
¿Qué mejor prueba de amor?
Afortunadamente, se me dio la facultad de elegir.
Elijo controlar a mis propios demonios.
Es más… he decidido darles vacaciones.
Es tiempo de soltar amarras, de levar anclas,
de dejarme en paz.
De tanto pelear conmigo mismo, se me estaba olvidando
a que sabe la sonrisa.
Qué estupendo es cuando no controlas a nadie,
cuando no pides cuentas,
cuando tiras a la basura los rencores.
En este año que comienza, no quiero una bitácora en blanco,
ni siquiera un
cuaderno, no tengo donde echarlo.
La mochila la
tire en diciembre pues me estaba torciendo la espalda.
No pienso apuntar nada.
Así estoy mejor, caminando erguido y a buen paso.
Este año que comienza quiero ser más justo;
La vida no es un tablero de ajedrez ni las personas caballos
o alfiles.
Trato a la gente como me gustaría ser tratado.
Ser honesto se vale.
Quiero y necesito un buen principio, y seguir así
indefinidamente.
Si algo nos debemos, te ofrezco un abrazo, te pido
una disculpa.
Yo ya me perdoné.
¿Podrías hacerlo tú también? Yo te invito.
De este lado es más fresco más oxigenado.
Renovación es una palabra muy comprometedora…
¡Te obliga a caminar sin excusas!
Sin nadie a quien echarle la culpa de nada.
Pero definitivamente es el camino al cielo.
Este año que termina, además de sinsabores,
Tuvo también sus maravillas;
Conocí a mucha gente hermosa y sintonizada con el
amor y esperanza.
Caminé de la mano con personas dispuestas
A servir al mundo sin nada a cambio,
Y ha sido fascinante encontrarlos.
Nada es casualidad, no hay accidentes en el mundo de
la voluntad.
Elijo creer que estamos dispuestos
A sembrar más sonrisas
En nosotros mismos y en la gente.
En este 2014 y siempre,
te deseo que Dios te llene de bendiciones.
Acéptalas.
Si sueltas amarras,
Tendrás las manos libres para recibirlas.
Gabriela Rubio Badillo
Asociación de Psicología Humanista
gracias por el saludo y por el hermoso poema sigue así y vas ha llegar muy lejos.
ResponderEliminarFeliz año.
Feliz año nuevo y que bien escribes Mariella,tienes mucho futuro como escritora
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