Por: Gloria María Lévano Sánchez *
Los transgénicos u organismos
modificados genéticamente (OMG), son seres vivos creados artificialmente con
una técnica que permite insertar a una planta o a un animal, genes de virus,
bacterias, vegetales, animales e incluso de humanos. Por ejemplo, los biotecnólogos
pueden tomar el gen de una bacteria e insertarla, creando un organismo
completamente nuevo. Gracias a la biotecnología se puede transferir un gen de
un organismo a otro para dotarle de alguna cualidad especial de la que carece.
Los transgénicos pueden resistir plagas, soportar
mejor las sequías, o tolerar mejor algunos herbicidas. Por ejemplo el maíz transgénico
que se cultiva en España lleva genes de bacterias, para producir una sustancia
insecticida .Otra muestra de transgénico esta vez de origen animal, es la
tilapia roja que tiene genes de rata y
de rana, logrando con esto, que este pez se multiplique rápidamente y sobreviva
en aguas contaminadas.
La introducción de estos
organismos transgénicos al medio ambiente, es ya de por si influenciar en los
procesos naturales de la vida, la transferencia de genes; es decir el
transmitirlos a otros organismos, interfiere en los procesos naturales de la vida,
alterando el flujo normal.
En el Perú hace mucho tiempo que estamos consumiendo Transgénicos.
Alimentos como la soja, harina, proteína, aceites y grasas (a menudo se
‘esconden’ detrás de la denominación aceites/grasas vegetales), emulgentes
(lecitina–E322), mono y diglicéridos de ácidos grasos (E471), ácidos grasos.
Maíz: harina, almidón, aceite, sémola, glucosa, jarabe de glucosa, fructosa,
dextrosa, maltodextrina, isomaltosa, sorbitol (E420), caramelo (E150), grits,
contienen transgénicos y sus derivados , pero si no le suena común , tal vez
los productos que están en mercado si los conozca : Nesquik, Nescafé, Nestlé,
Bonka, Chocapic Lay's, Doritos,, Cheetos.
Según un estudio realizado por
encargo de la ASPEC en Alemania, al menos 10 productos que se venden en
mercados y bodegas de Lima resultaron ser transgénicos, a pesar de que no
llevan ninguna etiqueta que los identifica como tal. Entre ellos se encuentran:
leches de soya Soyandina y Soalé, la Soya y avena Santa Catalina, el Quaker
Q-Vital ,Quinua Soya y Avena, la Leche 100% de soya Laive, Cuates picantes, la Salchicha San Fernando,
Salchicha Laive, la Maizena Negrita, las
hojuelas de maíz Ángel Flakes.
En el Perú, hay la
sensación de que no se está siendo
honesto con los consumidores, porque se está comercializando alimentos y
medicamentos transgénicos sin las pruebas científicas e información suficiente y esto trae
consecuencias lamentables como el siguiente caso:
Perú. Diario La República. Viernes, 14 de julio de 2006
Fabricio y jordano, dos de
los 140 bebés peruanos que fueron sometidos a un experimento de la empresa
Ventria Biosciences con sustancias derivadas de arroz transgénico, muestran
alergias desde entonces, según declararon sus madres a la prensa (La República,
Perú).
El día que Diana Canessa Garay creyó que
perdería a su único bebé, una mano “amiga” apareció en los pasillos del
Hospital del Niño. Estaba vestida de blanco y tenía voz de mujer. Se trataba de
una enfermera que decía tener el “remedio” para acabar con la diarrea aguda que
padecía su pequeño Fabricio, en ese entonces de apenas ocho meses. A esta
desesperada madre de 24 años le bastó escuchar que el “suero de arroz” cortaría
la diarrea, para autorizar el suministro de ese “medicamento”. No le explicaron
que la sal rehidratante era de origen transgénico (con genes modificados) y que
su venta está prohibida porque aún está en fase experimental. Sin importarle
nada más que la recuperación inmediata de su niño, Diana Canessa firmó el
documento el 15 de febrero del 2005. “Sólo querían experimentar con mi bebito,
me engañaron”, se lamenta ahora que su hijo ya sufre –según asegura– las
primeras consecuencias del ensayo.
Las alergias son las primeras consecuencias
del consumo de alimentos transgénicos. Fabricio que ahora tiene 2 años ya las
padece. “Después que le dieron el suero, mi bebé se volvió enfermizo, delicado.
Ahora es alérgico a todo, a los chocolates, mandarinas. No sé qué le pasará
después, el Ministerio de Salud tiene que hacerle un seguimiento a su salud”,
lamenta Diana. Otra joven madre, Johana Sánchez Turreate también teme por la
vida de su niño Jordano, de tres años quien también ha desarrollado alergias
tras recibir el suero.
Hay que admitirlo que en el país,
ya estamos consumiendo transgénicos
desde hace muchos años, ahora si dejamos
de lado los perjuicios y beneficios,
existe un punto muy importante, dar a conocer al consumidor lo que va a comprar,
esto se llama simplemente etiquetar el producto, al final el consumidor esta en
todo su derecho de saber lo que está comprando.
Este derecho a la
información de los consumidores ha sido recogido en el artículo 37º del Código
de Protección y Defensa del Consumidor, el cual señala textualmente que: “Los
alimentos que incorporen componentes genéticamente modificados deben indicarlo
en sus etiquetas”. Esta obligación entra en vigencia a los 180 días calendario
contados a partir de la entrada en vigencia del código, esto fue, el 2 de abril
del 2011. En consecuencia, a partir de esa fecha los alimentos que incorporen OGM debieron especificarlo en sus etiquetas.
Sin embargo, en el anteproyecto de Reglamento
del citado artículo 37º elaborado por el Grupo de Trabajo Multisectorial
integrado por representantes del Indecopi, el MEF, la PCM
y el Ministerio de Justicia, se les pretendería conceder a los proveedores de
alimentos que incorporen OGM en sus
productos un plazo adicional de 365 días calendario, contados a partir del día
siguiente de la entrada en vigencia del Reglamento para recién cumplir lo
dispuesto por el Código de Consumo.
Frente
a esta situación, Crisólogo Cáceres, presidente de la Asociación Peruana de
Consumidores y Usuarios (Aspec), presentó el estudio realizado por Aspec, según
el cual, en cuando menos 10 de los 13 productos alimenticios analizados, se
comprobó la presencia de OGM. Esos productos se compraron en los principales
supermercados y tiendas de la capital siguiendo un estricto protocolo y en
presencia de notarios públicos. Parte de las mismas fue luego enviada, para su
análisis respectivo, a un laboratorio acreditado a nivel internacional como es
Andes Control, y un segundo lote se remitió al laboratorio Cerper S.A., que se
encuentra certificado por el Indecopi.
Cáceres
explicó que pese a que esos diez productos dieron positivo en cuanto a la
presencia de OGM, ninguno de
los productos analizados lo revelaba en su etiquetado. “La investigación
realizada por Aspec corrobora algo que los peruanos sabíamos desde hace tiempo:
los alimentos transgénicos están en las estanterías de los mercados y bodegas,
los consumidores los compramos y los llevamos a nuestras casas para comerlos
sin saberlo. Nadie nos informa, nadie nos dice nada, lo cual implica una clara
vulneración de nuestro derecho a la información”, comentó.
“Solo así se pondrá coto a esta situación
injusta para el consumidor. En tal virtud, el inexplicable otorgamiento de un
plazo adicional de un año a las empresas supuestamente para “adecuarse” al
código que, en vía reglamentaria, se les pretende regalar, no solo es
arbitrario sino ilegal; hay que cumplir con la ley”, acotó Cáceres.
Porque negar que
se elija lo que uno va a comer, no existe un etiquetado en los productos que
advierta si sus ingredientes o procesados contienen, o no, organismos
genéticamente manipulados. Existe un tráfico de genes en nuestra comida, y ni
siquiera se les ha dado a los ciudadanos
la posibilidad de estar advertidos de ello. Las empresas, hoy por hoy, no están
obligadas a etiquetar.
Exijamos al gobierno que de una
vez tome el toro por las astas y se reglamente la ley para que las
transnacionales cumplan con etiquetar sus productos.
*Alumna de Genética y Biotecnología de la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos.